Con la expansión, la reciente economía de Trujillo, el pequeño pueblo de pescadores de Huanchaco se ha transformado rápidamente en un balneario que acoge a los habitantes de la ciudad cansados de los tormentos de la ciudad, para un fin de semana o unas vacaciones relajantes. A pesar del auge, la rápida urbanización, el pueblo ha mantenido su encanto y autenticidad de antaño. Uno puede por ejemplo hacer excursiones en los caballitos de totora (ver el párrafo Particularidades de Perú), nadando en playas tranquilas, o haciendo surf en las más inquietas. Los restos arqueológicos cercanos también contribuyen a la atracción de este modesto pueblo de pescadores.